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lunes, 21 de noviembre de 2011

Me doy cuenta que tengo un leve odio hacia la gente. Hacia todos, incluso las personas que más quiero. No soy antisocial ni arafóbica. Noto que según qué tipo de persona sea mi odio va creciendo o disminuyendo. Hay ciertas personas, los "comunes" que son los que uno se los imagina con la típica vida donde desayuna con los padres, sale de su casa, acaricia a su perro y va con una sonrisa al colegio mientras su día transcurre excelentemente. En cambio, está la otra gente. ESA gente. La gente rara, freak, especial, qué se yo, tantas maneras de denominarlos. Me encantan. Juro que los amo. No soy nada de eso (sí soy rara) pero amaría serlo. Amaría ser de esas personas que son tan interesantes que te dan ganas de decirles "FLACA, SÉ MI AMIGA!". Igual, cada uno forja su personalidad según la vida que tiene y las cosas que vivió. Digo, a uno no le sale el carácter y la personalidad de la nada si nunca vivió nada. Aunque es imposible vivir "nada". Aaskldajh. Buen, la cosa es que mi odio para la gente se concentra cuando el individuo es "normal" o "corriente" y se tranquiliza cuando el individuo es "raro, freak, extraño, especial". Debe ser porque no tengo ningún tema de converasción con la gente corriente, no hay nada que me interese de ellos (como si fueran otra raza viste). En cambio, la gente rara siempre es tan genial que tiene mil cosas para contar y las cuenta de una manera tan... elocuente y divertida, que te prendés en todo lo que dice. Ahora, hay gente con limitaciones, con los que mi odio se incrementa más, porque no puedo hablar de tres temas seguidos sin que me pregunte "qué significa X palabra?" "quién es X persona?" "dónde queda X lugar?" (personas y lugares famosos) lo cual hace la conversación monótona, aburrida y redundante. Va no sé. Ay, la vida es tan complicada a tan corta edad. Aoaishdalkdahd.

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