Rogelia no aguantaba el fluir del sistema a través del tiempo, el fluir del tiempo a través del
sistema; eran, para ella, dos dimensiones lineales. La soledad y la falta de tiempo pueden
generar, a veces, paradigmas que crean de las condiciones a las que un humano se ve
obligado a vivir, una dimensión. Fue entonces que estas dos dimensiones pasaron a ser su
centro, su único interés. Su pensamiento solamente se centraba en cómo alterarlas, tanto
que no advirtió que al cambiar su forma de vida, al no hacer otra cosa que estar encerrada
en una habitación pensando en la manera de cambiarlas, logró desaparecer ese sistema de
vida que la obligaba a la rutina, y que poco a poco se había convertido en una dimensión de
la cual su cabeza estaba tan sofocada de soportar, que ya no podía alejarse de la idea de
estar en ella. Entonces que descubrió, sin enterarse de que ya había logrado su objetivo tan
simplemente, una manera de alterar las dos dimensiones: todo existía en su cabeza, no
había ningún tipo de experimento material, eran “cálculos” creados dentro de su paradigma,
con el único objetivo de alterar el tiempo, de robarlo, de desaparecer el futuro. Pasó así a
robar el tiempo y a manejarlo así como así, como si no fuese nada que influyese a todo
el mundo, y el mundo pasó a ser manejado según el tiempo como un juguete sin hacer
escándalo alguno, consciente de esta arrebatada.
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