Desde las profundidades de éste nauseabundo y absurdamente chico mundo, encantadora es esta abrumadora pero no sin dejar de ser tranquila y hermosa, avasallante y opresora oscuridad. El primer sentimiento que (supongo) debería acudir a mi cabeza es el de tranquilizarme, decirme que no tenga miedo, que todo va a estar bien. Pero, ¿cómo poder hacer eso al tener una imaginación tan ferviente?
Estoy maldita a tener la imaginación sin fronteras que un escritor necesita. Por eso las palabras rebuscadas. Las expresiones sin sentido. El intentar copiarse de frases de películas o cosas leídas y que nadie se de cuenta.
Cualquiera sea el caso que nos lleva, amigos, hoy a leerme, inexistente es el sentido de esto.
Atrapada diría que estoy en un recóndito lugar de mi mente, más sin embargo dichosa sea la oportunidad para halagarla. Profunda, misteriosa, inentendible e interesante mente. ¿Cuanto podré yo, tu afortunada huésped, entenderte?
Espero con ansias cuando el fortuito día llegue, ya que mi ser estaría completo.
¿Podrías, queridísimo ser humano que por haber nacido derecho tiene de llamarse así, decir que podés entenderte?
Si la respuesta es sí, por favor hablemos alguna vez.
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