.

.

miércoles, 6 de febrero de 2013


Siempre me pregunté cómo, en qué circunstancias y  cuándo uno puede efectivamente afirmar que llegó al fondo de la tristeza. ¿Qué es el fondo de la tristeza? Yo supongo que será la máxima sensación de vacío en el pecho.  La expresión más dolorosa de la impotencia. Supongo que no tiene que ver mucho con llorar hasta quedarse seco, sino más con sufrir hasta ser indolente. Hasta que ya nada te importe. Haber sufrido lo suficiente como para crear un bloqueo de defensa hacia los sentimientos. El fondo de la tristeza, ¿es un lugar o una sensación? Porque si es un lugar, yo imagino un bosque de noche desprovisto de toda forma de vida, con árboles ya secos. O un cementerio olvidado.  Y si es una persona, quizás es un hijo muerto. O una persona mayor sangrando. No voy a etiquetarme de cínica, pero sí voy a decir que me gusta el cinismo.

Estar triste hasta ser la mitad de persona que uno era antes.

Concuerdo con las personas que dicen que las mejores obras de arte, desde un libro o cuento hasta un poema (hablo de redacciones literarias porque sé un poco de este campo, no podría hablar de en qué se inspiran los artistas plásticos o los pintores o dibujantes), salen de la tristeza. Realmente, estar triste, melancólico, anhelante, o cualquier otro adjetivo que se le asemeje, es inspirador. No sé qué motivación emocional tendrá, pero a mi parecer son mucho más interesantes y profundas las cosas salidas de la tristeza, lo oscuro y todo lo malo de un ser humano, que las cosas salidas de la felicidad y las cosas lindas. Es que las cosas lindas y felices tienen ese encanto casi medio boludo que hace que veamos todo color de rosa, y eso a nadie le interesa, sólo a la persona que está feliz. Ni a su mamá le interesa.

Le agradezco profundamente a Damon Albarn (cantante de Gorillaz) por inspirarme en este post y me inquieta e intriga mucho pensar en qué se habrá inspirado para crear una canción tan triste y linda como “Amarillo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario