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martes, 29 de abril de 2014

Flavia

"Jamás odié a nadie. Yo no odio." No sé si da empezar así un texto para el taller, queda muy categórico y conciso y si hay algo que me caracteriza a mí a la hora de escribir es mi abstractibilidad (dícese de la palabra inventada por mí derivada de "abstracto". Cualidad de ser abstracto).
"A mí lo que me pasa es que acumulo mucha bronca y cuando la largo se me van en cada palabra envenenada esos feos sentimientos, hasta que me limpio y  quedo aliviada. El problema es que lo lleno de mierda al otro, pero bueno, hasta ahora nunca supe equilibrar mucho el asunto.
Decía que nunca odié a nadie así que es la primera vez que puedo anunciar un "te odio" sincero.
Y a raíz de esto, estoy pensando que el odio y el amor son los únicos sentimientos más intensos que alguna vez sentí. Y no son sentimientos aislados: no por algo son los más pasionales. Porque están intimamente relacionados, porque odiar tiene una constancia y una pasión y una fuerza tan grandes como el amor. No porque "del amor al odio hay un sólo paso" ni porque "para odiar hay que amar primero". No sé si es tan así. Pero sí me parece que casi que son los mismos sentimientos pero con distinto nombre. Uno vendría a ser el optimista extremo, y el otro el negativo empedernido."
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Ayer escribí, después de contar que nunca supe equilibrar mucho cómo descargarme sin llenarlo de mi mierda al otro, un párrafo describiendo cuánto odiaba a una persona que amé. Sí, bueno, estaba enojada, estaba dolida, debe ser por eso que ya no lo veo así. ¿Te puedo odiar? me parece medio exagerado. Por momentos soy la jipi feliz que piensa en cosas buenas y te desea amor y felicidad, y por otros momentos soy la resentida mala leche que quiere que te mates.

Será porque estos sentimientos se relacionan, será porque te amo, será porque te odio, será porque te amo y te odio; la cuestión es que sos y siempre vas a ser mi fantástico desestabilizador.

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