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lunes, 11 de marzo de 2013

K


La relación era un tanto complicada de explicar. Él era bastante frío y ella lo contrario. Cuando estaban juntos se volvían las personas más melosamente pesadas del mundo. Lo que todos los imbéciles que los rodeaban no notaban, ya sea por su aparente ignorancia o ceguera temporaria, era que eran muy disfuncionales. Les vivían diciendo que hacían una pareja hermosa. Ella era agresiva, impulsiva, malhumorada y directa. Él era más poético, tranquilo, tímido y hasta miedoso. Los opuestos se atraen, me dirán, pero a ellos les importaba una mierda. Eran demasiado distintos como para estar juntos y aun así eran felices. Sin embargo, cada uno tenía sus “demonios internos”. Ambos eran inseguros en cuanto a la relación. Tenían un miedo constante de que alguno se encuentre algo mejor. Por más diferencias que tuvieran, si pasaba más de una semana sin verse se extrañaban más que a nada en el mundo. Si bien ella parecía ser muy segura de sí misma en el fondo tenía asuntos importantes sin resolver, y eso le carcomía la cabeza. Y él, por más tranquilo y profundo que pareciera ser, vivía haciéndose planteos paranoicos y masoquistas acerca de qué tanto más quería a la chica de lo que ella a él.

Como dije antes, eran muy disfuncionales. No podrían verse todos los días porque ya se estarían matando. Se peleaban por la más mínima idiotez, el planteo más estúpido y la escena de celos más injustificada. Ella le tenía mucha fe a la relación y juntos planeaban qué hacer cuando fueran grandes y siguieran juntos. Él prefería dejar que se den las cosas, pero en secreto se fascinaba imaginando una vida junto a ella.

Su relación podía no ser la mejor, pero era real. Los dos se soportaban en sus peores estados, quizás terminaban no hablando por horas o días, pero el sentimiento era demasiado inmenso como para no perdonarse. Y eso era lo que les importaba. No cuántas fotos tuvieran juntos o qué tanto cada uno podía presumir lo lindo que era el otro (sin embargo cuando encontraban oportunidad lo hacían), sino que lo que estaba pasando era fuerte, mutuo, estaba acá, y era ahora. Y es ahora.

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