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martes, 24 de enero de 2017

Analogía del té

 En un mundo inundado con bebidas energizantes y cafés con nombres cada vez más largos, un pequeño acto de rebeldía que a Sol Hatchadourian se le antoja cometer todos los días es tomar té.
 Elegir el saquito adecuado para preparar la infusión, elegir el gusto que va a compartir el momento con vos, es como elegir las futuras situaciones que podrían o no haber cambiado tu vida.
 En el momento en que Sol nacía, aproximadamente mil quinientos millones de personas estaban tomando té en el mundo. Durante su etapa de jardín, sus maestras le enseñaron a asociar la merienda (momento de descanso y, para Sol, momento de comer galletitas) con el mate cocido. La señora que cuidaba a Sol cuando su madre estaba siendo docente 10 horas al día, le preparaba los tés más ricos. Tan dulce que sus tardes se teñían con el sosiego de la irresponsabilidad de su edad, con sus no deberes y sus no preocupaciones, esos tés estaban saturados en azúcar y cariño, al punto tal que Sol requería uno para despertarse y otro para ver los dibujitos.
 En la primaria, los años de acoso y discriminación provenientes de niños manchados con las ideologías obtusas y barriales de sus padres, lograron traumatizar su pequeña existencia. Su refugio, su simple salvación mental del colapso, era quedarse en la casa de su abuela y dormir largas siestas en el sillón de terciopelo, cuya comodidad y esponjosidad la confortaban más que cualquier psicólogo del mundo.
 ¡Y los tés de su abuela! Eran preparados con hojas de burro que cortaba de su jardín, y, casualmente, tenían tanta azúcar como los que tomaba hacía años. En su mente, Sol comenzó a asociar el dulzor del brebaje con la felicidad.
Esos “¿querés un té?”, para Sol significaban “¿querés que hablemos con la excusa de hacerte un té y dejarte dormir en mi regazo?” a lo que siempre  respondía que sí. 
La primera vez que le revolvieron el corazón fue a los quince años. Un muchacho carilindo que tocaba la guitarra, le hablaba de viajar juntos a donde ella quisiera, y tenía un pasado tan horrible como desalentador. Como era de esperarse, ella lo amó y compartió con él miles de tardes e infusiones, rebalsando su propio mundo de una alegría inexplicable. Lo amó tanto que cuando preparaba tés para ambos, el de él lo hacía un poquito más dulce que el suyo, y pasaba más tiempo revolviéndolo para que se mezclaran bien las dos sustancias.
 Lo único que nunca pudo mezclarse con homogeneidad fueron ella y él. Se separaron.
 Por estas experiencias que se fueron impregnando en la vida de Sol Hatchadourian, podemos afirmar su estrecha relación entre el té y ella. Dejó de ser un objeto que le gustaba, para pasar a convertirse en la representación de lo que cada uno llama “su lugar en el mundo”.

lunes, 23 de enero de 2017

Nsiedd

  Hay humo. Cigarrillos se desprenden de abrigos vintage. Hay música. Una voz aguda me recuerda a Cerati, y la batería me rompe los tímpanos. Hay amigos. Personas que no conozco pero que no dejan de hablarle a Adrián. Hay snobs. Multitud de gente que juzga al cantante por la ropa que tiene puesta. Hay oscuridad. Paredes negras que sofocan el sótano ante la falta de ventanas.
  Hay algo que empieza a subir.
  Ay, Adrián. No podés dejar de mirar la banda tocando. Ay, boludo. Estás tan concentrado en las manos del tecladista que no te das cuenta. Ay, la música me aturde pero hago un esfuerzo mental para bajar el volumen. Ay, fijate. Mis manos transpiran y un leve puchero se asoma. Ay, me pesa. Tengo una burbuja invisible cuya presión me agobia y me pide salir.
  Ay(uda).
  Ahí, donde los sentidos me dominan y se distorsionan. Ahí, donde la gente se hace lejana y sólo importo yo. Ahí, donde la burbuja imaginaria me separa del resto. Ahí me encuentro, sentada en el baño para calmarme. Ahí te veo los pies detrás de la puerta, esperando. Ahí, donde mi respiración agitada aturde tu tranquilidad. Ahí, nuestra diferencia más notoria.
  -Ahí voy, gordo.


Migajas en Lanús: la abuela está en el horno

-¿Segura que está sola?
-Segura boludo, los hijos se fueron hace banda.
  Hernán observó la antigua casa de piedra. Le gustó como contrastaba con la fealdad del barrio, Valentín Alsina. Miró a su hermana. No se le movía ni un músculo de la cara. Graciela le hizo un gesto para entrar y tocó el timbre.
  Sabían que tenía un nieto que siempre la iba a visitar con su novia, por lo que se tomaron de las manos y la repulsión fue tal que les costó no soltarse.
-¿Sí?
-¿Abuela? Soy Mati, caí con… eh, digo, vine con Luli.
-¡Mati! Ya salgo –ambos se miraron y sonrieron.
  La vieja abrió la puerta y veía tan poco que se quedó observando a Hernán. Se acomodó los anteojos de marco dorado y arrugó la vista. Pensó en que los jóvenes de hoy se cambiaban el corte de pelo muy seguido. Le llevó una mano rasposa, con uñas hundidas, a la cara. Su “nieto” se corrió con un movimiento brusco. Graciela lo miró perpleja y él no supo cómo reaccionar. No podía parar de mirar el lunar con pelos que tenía en la pera.
-Ay, tan arisco como siempre, Mati. Pasen, tengo un bizcochuelo casi listo.
  La abuela los guió por un pasillo estrecho de paredes húmedas hasta llegar a la puerta del fondo. Caminaba encorvada como si el sol la marchitara, provocando el tintineo de los cinco rosarios que tenía en el cuello.
-Te digo, eh, los días lindos me dan ganas de salir con paraguas. –intentó hacer conversación, inquieta por el silencio de los chicos.
  Una vez dentro les indicó que se sentaran a la mesa, y ellos, intentando contener la risa, le agradecieron por el bizcochuelo.
-Contame Luli, ¿cómo vas con el esguince? Yo tengo un dolor de espalda que no se me va ni haciendo macumbas.
-Em…
-Encima la jubilación no me alcanza para comprarme una almohadilla térmica, es tremendo lo que estamos viviendo.
-Sí, eh…
-Y con la lluvia, ¡no sabés como me duele! No me puedo parar del dolor.
  Hernán se rio por debajo, y su hermana le pateó la pierna.
  Mientras comenzaba a sentirse el olor a masa horneada, una idea se había cocido en la mente de la muchacha. Miró a su hermano y le señaló el palo de amasar en la mesada. Hernán no entendía. Señaló el palo, y luego a la abuela. Hernán seguía sin entender, porque prefería eso a tratar de comprender lo que estaba sugiriendo su hermana.
  Ella le susurró “quemarla”. Volvió a señalar a la abuela, y otra vez el palo. La expresión de Hernán se fue transformando lentamente: cejas levantadas, mirada clavada en la cara de su hermana. Esbozó una sonrisa que cuanto más pasaba el tiempo, más parte de su cara ocupaba.
-Abuela, hay alto olor a humo.
-¿Qué? ¡No me digas!
  La señora se agachó, y una sinfonía de huesos sonó. Miró el horno. Como no veía nada, debió abrirlo. En ese momento, Graciela le guiñó el ojo a su hermano y eso bastó para completar el golpe.
  Una vez terminado el bizcochuelo, se dispusieron a revisar la casa. Encontraron joyas antiguas, dólares y un pasaje a Las Termas de Río Hondo. Se llevaron cuanto pudieron, sin olvidarse de dejar una notita para la familia:
  “¡Muy rico todo! La próxima traemos las masitas nosotros.”



Beyond

Estás durmiendo en mi cama.
Estás profundamente dormido, prendiste el aire acondicionado porque tenías calor. Estás tapado con la sábana enroscada en vos, las almohadas tiradas en el piso. Estás boca arriba, con la boca un poco abierta y los brazos arriba.
Un año atrás nunca hubiera imaginado tener esta imagen. Un año atrás, cuando eramos amigos y hablábamos sobre el amor y los desencuentros de cada uno, nunca hubiera imaginado tenerte durmiendo en mi cama. Nunca hubiera imaginado verte tan cómodo, abrir la puerta despacito para no despertarte, meterme en la cama con vos. Tu cara de que no entendés dónde estás, que me parece tan tierna, aunque vos la odies. Que tu primera reacción sea agarrarme fuerte y dormirte abrazado a mí.

domingo, 22 de enero de 2017

Cadáver exquisito

Encontró en su jardín un misterioso baúl sin fondo del que caían estrellas.
pensó que mientras más las miraba, más evidente se hacía su brillo.
"la puta madre, no veo nada" gritó Pedro.
ella le había dicho que no iba a ir, pero igual la esperaba con los resultados que cambarían su vida.
era como una mariposa: alegre, hermosa, volátil, pero fugaz.
fue casi imperceptible, pero las narices se unieron, imitando un beso esquimal.

Sin

El sol te prometió su mayor entendimiento
la claridad que necesitabas en tu mente otoñal
cubierta de hojas que crujen cada vez que intentás recordar
Cuando los hilos se van deshilachando por el tiempo es cada vez más difícil sostenerse. Cuando ya están gastados al punto en que son piolines los que te maniobran, cuando tus costuras se abren apenas alguien las agarra, es cada vez más difícil sostenerse.
Imagino a las personas como muñecos de trapo emparchados por todos lados. Son frágiles y olvidables, pero, sobre todo, a medida que pasa el tiempo necesitan ser reparados para no romperse. Necesitan los refuerzos.

Los muñecos de trapo no tienen vida, por lo que necesitan de los demás para sostenerse. Necesitan significar, existir en algún otro relleno que no sea el suyo. Si no, son dejados en un rincón polvoriento de una casa mal decorada.

domingo, 31 de julio de 2016

Aishiteru

Me gusta cómo me tocás.
tus manos que se acomodan en mis rincones
mis rincones que te reconocen automáticamente
y automáticamente me apago
me apago en el segundo en que nace una caricia
caricias que logran pausar el tiempo
un tiempo en el cual sólo te entiendo a vos
y vos, que me aflojás los nudos
los nudos de la espalda, los nudos que soy.

Soy lo que quiero que veas en mí
en mis caricias que se hunden en tu cuello
tu cuello, donde quiero pasar todas mis siestas
siestas en las que me acurruco adentro de tu remera
y tu remera que tiene olor a vos y me inunda
me inunda de lo que vos y yo entendemos como paz
paz manifestada cuando tus brazos me agarran
me agarran como a mí me gusta
como a mí me gusta, quiero que me agarres siempre.

Vas estimulando todo lo que puedo llegar a ser
ser cálida como tus abrazos
abrazos que colman mis sentidos de tranquilidad
tranquilidad porque sé que te vas a quedar acá conmigo
conmigo, a pesar de las cosas que no sé hacer y las que no entiendo
entiendo que cuando sonreís lo que generás en mí es inmenso
inmenso porque no me entra en el cuerpo
mi cuerpo, que es tuyo y se estremece con una caricia
porque me gusta cómo me tocás.

sábado, 12 de marzo de 2016

Estar sola conlleva a pensar que todo lo que puedo hacer para entretenerme se va a volver, tarde o temprano, aburrido. Las opciones se van agotando a medida que uso cada una de ellas con la esperanza de que en cierto momento se conviertan en mi pasatiempo predilecto, a tal punto de haber olvidado la sensación de estarme aburriendo y no saber qué hacer. Pero, no. Todas sucumben a ese mediocre lugar en mi mente donde las entierro por un tiempo (llámese letargo donde apago mi cabeza) para jugar a que las re descubro en otro momento. Todas las cosas que me gustan se mantienen vivas en mí porque las olvido y las vuelvo a encontrar. Sino, me aburren.

Significa la lucha diaria entre la tristeza y la creatividad que ocurre en mi cabeza. Quiero hacer algo pero no sé qué, pienso, termino no haciendo nada, me entristezco por la angostura mental que es mi pensar y me olvido. Y así es el mismo casette repitiéndose todos los días.

viernes, 9 de octubre de 2015

Me gusta no entendernos
¿qué es esto? ¿qué pasa?
prefiero no sabernos porque lo necesitaba
necesitaba esto

Sólo sé una cosa
una cosa que me intriga
y es lo único que puedo decir segura:
me gustás más que el pan con manteca.

Poema a la ansiedad

Me vas acalambrando el sentido común
convirtiendo todo en miedos
poniéndome a mí en mi contra
dudando de todo lo que una vez fue una seguridad

mientras estás
no me ayudan, no me entienden
me toco la cara, me agarro el pecho
todavía nunca me dolió

el corazón me late rápido
me pierdo aún cuando sé donde estoy
me desconcentrás de mi centro
para no entender qué me pasa

puedo respirar, sigo viva, lo sé
no me voy a morir, sos momentáneo
sos un desbarataje mental
un desajuste espontáneo

me quiero ir
quiero moverme, hacer otra cosa
me corriste del eje de la normalidad
y no me puedo reinsertar

me mareás, tengo miedo
¡andate!
me metí en una burbuja yo sola
y nada es bueno.

En cada recoveco
lugar recóndito
esquina polvorienta
en cada pliegue libre

hay un pensamiento malo.

se escapa para protagonizar
lo que nadie entiende
lo que te separa de vos, del resto
lo que te aleja de la realidad.

En cualquier momento
en todos los lugares
en infinitas situaciones
en variopintas compañías

me podés agarrar.

no entiendo por qué
pero venís solos,
me electrocutás
y muchas veces solos te vas

pero quedarse, te quedás
un buen rato te quedás
me desmoronás la calma
y sos cómo una alarma imposible de ignorar.

Andate de mí, no te quiero
antes no era así...
pero sos parte de mí ahora
y yo siempre te voy a poder controlar

¿no?

sábado, 28 de marzo de 2015

Bisturí ll

Me compongo cada vez más rápido, supongo que porque ya me acostumbré.
al golpe, al no comprender, a la respuesta cortita y al pié, 
me acostumbré a la situación de "te anduve buscando pero nunca te encontré"
me acostumbré a nunca entender por qué (me dejaste de querer)
pero no a soltar, pero no a soltarte

Vivo de obsesiones que me entretienen todos los días
y vos sos una de ellas, pero estamos en distintas sintonías
por eso puedo gritarte, odiarte, enojarme por lo que destruías
tratar de olvidar por qué cosas te reías 
pero no soltar, pero no soltarte


¿Que pasó? ¿Cómo te dejé de importar así? 


Soy muy impulsiva y nunca pude contener las explosiones
pero no creo y sé que no existe "manipular las emociones"
me quisiste un rato, unos meses, unos cambios de estaciones
yo te quise así y te quiero ahora, aunque nos importen distintas cuestiones
pero no te voy a soltar, no voy a soltarte

Ojalá me vuelvas a querer alguna vez, y ojalá no sea tarde
ojalá te des cuenta antes de que mis emociones guarde
porque si me cierro, si me encierro, va a ser por propio resguarde
pero no te voy a soltar, no voy a soltarte

Me estoy haciendo mierda la mano, el brazo, los músculos, el corazón
eventualmente pienso y trato de encontrar una razón 
ya me duele no soltarte, me duele que no elijas una dirección
por eso capaz, por un ratito, voy a tratar de sanar esta infección.



jueves, 26 de febrero de 2015

Medidas de distancia

Se necesita ser como usted, señor.

Se requiere un transplante de espíritu, una incisión en la carne de su alma.

Se precisa, señor, un recordatorio insistente de que todo esto es real y usted está acá.

Se pide, si es tan amable, que done sus pertenencias, sus miedos y sus peripecias, a causa del terremoto desatado en su cabeza.

Se quiere su excesiva participación en causas perdidas y recientemente encontradas, causas disfrazadas con la madurez adecuada pero entreviendo su original y soñador motivo.

Donde están los demás de su especie? 

Se impera su presencia en el vaciado de su sangre transitiva y revolucionaria, para luego ser guardada y nunca más retornada.

Se le sugiere que baile.

Baile señor, muévase un poco y cierre los ojos, la intervención está siendo llevada a cabo exitosamente.

Se procura aspirar el brillo en su mirada para luego ser depositado en su maletín de cuero.

Señor, por último, ¡sonría, lo estamos filmando!

...

¿Señor?

Papá

Yo me acuerdo cuando no había dolor, cuando la sonrisa era una sonrisa, cuando la risa era realmente inocente, cuando sentía que estaba en una plenitud imaginaria.
Me acuerdo también como un día me rompieron el corazón, cuando me lo lastimaron de verdad como si fuera un vaso de cristal arrojado desde un rascacielos, cuando la sonrisa se convirtió en algo codiciado, en un hecho utópico.
Me acuerdo como me caí tras el estruendo desconcertante de una puerta al cerrarse, un ruido que es tan fuerte que tu cuerpo queda inmóvil. Inexperto se refugia en recuerdos, se trata de mantener de parado. Inútilmente no lo logra porque no sabe en la transición en la que se encuentra, pero siempre muy perseverante se quiere levantar muy rápido.
Entonces yo me situaba ahí, era el piso, y yo. Era el delirio contra mi razón y aún más, era no verte.
No sólo no verte, era no sentirte.
Era no escucharte la voz.
Ahogada en miseria, se podía apreciar la voluntad, las ganas de caminar un poco más. Ahí fue el instante donde pude acariciar lo eterno, pude sentir bailar mi alma, una energía en el pecho que me hizo brotar en vida.
Entonces me paré, tambaleante, no sabía como dar el primer paso. Me daba miedo, no entendía qué hacer.
Después de estar de pie, me daba miedo estar abrumada en un sosiego infinito a la altura de todos mis miedos.
No sólo me pude mantener sobre mi propio eje, sino que pude sentir como mi esencia trataba de congeniar con la tuya. Pero eso para mí era una señal que trataba de llevarme por un camino de paz, por un camino que intentaba guiarme a un lugar donde sólo los dos sabemos que todo es para siempre.
Porque vos realmente nunca te fuiste, vos vivís adentro mío.
Y mientras me acuerde de tu voz, yo sonrío.

Camila Biagosch

martes, 24 de febrero de 2015

Lo divertido es que seguramente esté mal
y predeciblemente vayamos a donde yo nos destiné
que sea un desafío constante de probar mis límites
no saber qué va a pasar, cuánto vamos a durar, qué va a ser de nosotros

Lo divertido es haberle tomado el gustito de verdad
saber que en cualquier momento del día siempre te dedico una sonrisa (o varias)
y estar escribiendo sobre vos
porque te amo

lunes, 8 de diciembre de 2014

vas caminando hacia ello y entrás
es una ola de energía que se dispara hacia la punta de tus dedos
como si te hubieran poseído de más
como si te hubieran desestrujado los enredos
con la cabeza para abajo y la espalda completamente abierta, infectada
y te vas abriendo, te vas abriendo
sin los ojos cerrados no se siente, parecés inventada
y te vas al cielo, te vas al cielo

tiran para un costado y justo te agarraron de ese piolín deshilachado de tu hombro
y te vas descosiendo
y te vas distorsionando en equilibrio
entonces girás y vas formando parte del movimiento
que antes era ajeno a vos
y no sos forma ni cosa, sino un adiós

tus dedos se van haciendo rayos
se queman por la cantidad de energía que reciben
y te van a llegar al sol si seguís expandiendo esa luz

los pies se entierran para tomar impulso
y estás cada vez más arriba, tan arriba
con esa sonrisa de ojitos cerrados y mimos en los muslos

te abrazás a lo que quedó de vos

estirás el cuello para un costado y se van desatando los nudos
los que te unían la cabeza al resto del cuerpo
y volás.

lunes, 13 de octubre de 2014

Metáfora sobre una pareja que nunca se amó

-Bueno pero del 1 al 10, ¿qué tan bien estás vos?
-10 es imposible
-10 es posible, ¿por qué no?
-porque a nuestra edad uno anda ahí, viste, nunca 10. 7, 8, más o menos
Cada frase era dicha con mínimo 7 segundos de mirar al techo y buscar las palabras adecuadas. Era como si se hubieran desacostumbrado a hablar con la gente, como si no salir nunca de su casa les hubiera quitado el hábito de la conversación.

Se encontraron en la calle, una volviendo de hacer los mandados y el otro volviendo de barrer la vereda.
-¿A qué fuiste a Bariloche? -no es que a ella le importe realmente.
-A Bariloche... fui cuando trabajaba en la escuela, viste, acompañaba a los cursos que se iban de viajes de egresados. En ese momento íbamos como cinco parejas a acompañar a los pibes.
-Sí, igual cuando yo fui con vos no nevó.
-Y no sabés como nevaba. Sí, si nos paró un tipo cuando llegamos y nos dijo "ustedes tuvieron suerte, hay gente que se queda 20 días esperando a que caiga un puto copo y no pasa nada, ustedes apenas llegaron se encontraron con la nieve". Y qué nieve, nena. No podías caminar de la nieve que había. Todos los días que nos quedamos nevó.
-Sí, igual cuando yo fui con vos no nevó casi nada.
La miró por primera vez en toda la charla.
-No, no nevó. Cuando fui con vos no nevó.

domingo, 28 de septiembre de 2014

Me aburro de la vida.
Es una de las pocas veces que no espero algo,
porque sé que no va a pasar nada.
Antes capaz sentía que algo estaba por venir,
pero ahora es como un constante quehacer de cosas
para matar el tiempo.
Entonces, no sé, pienso.
Se me pudrió el cerebro y ya no sé qué escribir.


lunes, 28 de julio de 2014



Nos encuentro inconcretos e incompletos
Me duele el cuello
Se nos van inclinando las cabezas hasta el ángulo de la tortícolis
 La tortícolis cerebral de las mentes contracturadas
No sé, podría… ¿levantarme?

Las manos adormecidas y la boca seca
Hoy somos frágiles y nos cuesta dejar ser
Recorriendo la habitación con la mirada… hmm, no, no hay gente despierta.
Podemos ver el sonido pero se nos van entrecortando los cables
Me duele la garganta, probablemente hoy carezca de voz
El cortocircuito ancestral del desastre

A veces cuando me despierto no entiendo dónde estoy
Este tendría que ser el poema de mi vida
Con la espalda encorvada, leve escoliosis autodiagnosticada
Hay baches e instantes sin imagen, así que las invento
Me inventé claustrofobia, presión baja… y algún que otro ataque de pánico
Este puede ser el poema del momento

Nos vamos levantando porque se nos va a romper el cuello
Ya no siento la espalda
Bostezamos y abrimos los ojos y nos estiramos y nos despabilamos
O nos quedamos en el sillón torrando
Y nos abrazamos y nos contamos los dedos de las manos

Somos repetición de la repetición de la repetición de los siglos
¿Cómo habrán sido las resacas de los dioses?
Un invento cósmico que se pensó hace rato ya
Porque si alguien llega a levantar la persiana me quedo ciega
Puro grito, espasmo, espuma, altos estímulos

martes, 15 de julio de 2014

ahora no es el momento, evidentemente.
la maceta está vacía y la tierra se pudrió
quizás me falta cosa, me falta quilombo.
me giraron las espirales pero no volvieron más.
siempre hay un problema.
se indicaron las salidas pero entré al revés.
capaz me falta eso, me falta el cerebro.
el cordón está mechado pero nunca se termina de romper.
y sí, debe ser que ando hipnotizada.
es que las ideas se me oxidaron porque nunca tuve ritmo.
incluso esta porquería no me logra conformar.
como que siempre tuve la sonrisa pero nunca para la causa justa.
como si siempre estuviera ahí pero nunca presente.
como si me tocaran la mano y se me borraran los dedos.

Me mandaron al verbo cojer, al "sustantivo" enojado y flores, al adjetivo brilloso

Uno se da cuenta que se está mediocrizando. Uno ya no lee como antes, uno ya no busca música nueva para conocer, uno llega a su casa y prende el televisor como respuesta al día de mierda que tuvo.
Uno va perdiendo su muchosidad, viste como es. Uno deja de ver series en inglés y de repente te mete un "allways" pensando que estaba bien escrito. Uno deja de leer y de la nada ya no tiene más imaginación para escribir o para dibujar. Uno ya no busca música nueva para escuchar porque le da paja, porque con lo que conoce está bien. Uno empieza a tener un montón de faltas de ortografía que antes no tenía porque eran palabras que leía constantemente. Uno busca lleno de esperanzas el camino que sus sueños prometieron a sus ansias (perdón, se me escapó un tango).